LA DEMOCRACIA INTERNACIONAL
Luigi Bonanate y Roberto Papini. La democracia internacional (Una introducción al pensamiento político de Jacques Maritain), Club de Lectores, Buenos Aires, 2008, 143 páginas, ISBN: 978-950-9034-98-3.
La democracia internacional (Una introducción al pensamiento político de Jacques Maritain), es el primer volumen de “Encuentros”, colección de la editorial Club de Lectores en colaboración con el “Instituto Internacional Jacques Maritain” con sede en Roma. Se reúnen en él cinco ensayos de autoría de Luigi Bonanate y Roberto Papini, sobre el pensamiento político de Jacques Maritain.
Los ensayos tienen un hilo conductor que va desde lo general a lo particular, desde la visión maritainiana de la historia y la civilización al Estado, los derechos humanos, la democracia; y de éstos a las relaciones internacionales, a los problemas de la mundialización, de la autoridad universal y de la paz. Los temas están muy bien enhebrados, de modo que cada capítulo responde a una lógica en la estructura del libro.
Complementan este valioso volumen una nota biográfica y otra bibliográfica, ambas muy completas, elaboradas por Piero Viotto, profesor de la Universidad de Milán.
Luigi Bonanate, es especialista en relaciones internacionales; su preocupación en los últimos años se ha centrado en los problemas de la guerra, el terrorismo y la búsqueda de la paz. Profesor de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos en la Universidad de Torino, dirige allí el Centro de Estudios de Ciencia Política Paolo Farneti y la revista Teoría Política.
Roberto Papini, por su parte, es Profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Libre Asunción de María Santísima de Roma (LUMSA por sus iniciales en italiano). Graduado en Derecho en la Universidad de Macerata, ha obtenido títulos de posgrado en Derecho y en Relaciones Internacionales, en el Instituto de Estudios Políticos, en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y en el Instituto Católico, todos ellos de París. Como he dicho ya, es el Secretario General del Instituto Internacional “Jacques Maritain”.
La larga trayectoria intelectual de Maritain que abarcó buena parte del siglo XX, comprendió los más diversos temas, desde la filosofía especulativa a la filosofía política y de la historia, desde la educación a la cultura y el arte.
El libro que presentamos plantea el problema de la vigencia actual del pensamiento maritainiano en política, y particularmente en los problemas de las relaciones internacionales de esta era global, en especial el tema siempre vigente de la posibilidad de una autoridad mundial, sus posibles características y límites.
Comienza con un importante estudio comparativo de las dos obras de filosofía política más importantes del pensador francés: el Humanismo Integral, publicado en 1936, y El Hombre y el Estado, que sale a la luz en su forma definitiva en 1951. Papini, autor de esta parte, pone de relieve la diversidad de enfoques de cada obra. Humanismo Integral es fundamentalmente un libro de filosofía de la historia y de la cultura desde la perspectiva de un catolicismo comprometido, crítico de los paradigmas del comunismo y del capitalismo liberal vigentes en la época, que postula la construcción de una nueva civilización fundada sobre valores cristianos, advirtiendo la imposibilidad de reconstruir un modelo basado en la religión como fue el de la Edad Media. Respetuoso del pluralismo, Maritain propone como fórmula superadora de aquellos paradigmas, la construcción de un humanismo teocéntrico, personalista y comunitario al que denomina “Una nueva Cristiandad”. Este libro, pensado en clave cristiana y para la reflexión de los cristianos, aunque trascendió largamente ese público, inspiró la acción política de muchos que se involucraron en ella con el ideal de lo que hoy llamaríamos una “tercera vía”, tan alejada del comunismo marxista como del capitalismo liberal.
En El Hombre y el Estado, en cambio, se advierte un enfoque hacia temas prácticos: los derechos del hombre, los medios y los fines, el Estado, la soberanía, la democracia, las relaciones de la Iglesia y el Estado, el problema del gobierno mundial.
Personalmente entiendo que no es que Maritain haya abandonado su propuesta de una “nueva civilización”, sino que, después de la experiencia de la 2ª guerra mundial, su reflexión se ha centrado en problemas más concretos a la luz de la filosofía política. Le preocuparon las condiciones para una auténtica democracia alejada de cualquier tipo de absolutismo, la que trasciende lo institucional porque requiere de la “amistad cívica” que es la savia que le da vida.
En El Hombre y el Estado desarrolla el concepto de “cuerpo político” como superador de la dualidad sociedad civil-Estado. Es realidad concreta y total que tiende al bien común, al que pertenece el hombre en su totalidad, que necesita de la Justicia como condición primordial y del que la Amistad es su expresión vital. El Estado es apenas una parte sobresaliente de él, encargada de perseguir la realización del bien común.
Tanto Papini como Bonanate repasan varias veces esta idea de “cuerpo político” que el filósofo extendió al plano internacional. Bonanate cree ver en la expresión una adaptación del concepto religioso de “cuerpo místico” y en algún párrafo dice que el lenguaje de Maritain en este tema se vuelve un tanto “esotérico”, lo que no comparto, pues en el mismo texto el concepto se equipara al de “sociedad política”. Digamos que si bien es complejo, no es ni oculto, ni impenetrable.
En el capítulo siguiente se desarrollan en detalle los temas fundamentales de El Hombre y el Estado, todos de notable actualidad: la teoría de los derechos del hombre, la teoría del estado, y la teoría de la mundialización y de la autoridad mundial.
Así se llega al punto de destino de las reflexiones de ambos autores, a la que están dedicados los tres capítulos restantes y explica el título de la obra. Bonanate y Papini destacan que Maritain -de activa participación en la elaboración de la Declaración de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas, de la que este año se cumplen 60 años- se anticipa medio siglo al proceso de “mundialización” o “globalización”, planteando la necesidad de la superación del “Estado soberano” como el protagonista central de las relaciones internacionales para evitar la supremacía de los fuertes.
Así como para lo interno de las sociedades Maritain sostuvo que el Estado es sólo un instrumento del “cuerpo político” para la realización del bien común y que la democracia trasciende lo institucional, en lo externo juzga insuficientes a las organizaciones internacionales para alcanzar una paz justa y sostiene la necesidad de que la humanidad forje un “cuerpo político mundial” en el que se encuentren “principios prácticos comunes” entre los hombres de diversas culturas y creencias para alcanzar un bien común internacional, donde los Estados fuertes no sometan a los débiles.
Bonanate y Papini señalan la notable coincidencia con aportes de especialistas contemporáneos. En especial, Papini ve una relación entre el cuerpo político mundial y la llamada gobernancia por parte de organizaciones intergubernamentales y privadas como las no gubernamentales. A la vez ambos, apuntan las dificultades que oponen a la construcción de ese cuerpo político mundial la conflictividad de estos días entre Estados, etnias, comunidades nacionales y religiosas.
Es interesante advertir un distinto lenguaje entre los capítulos escritos por Papini y los de la pluma de Bonanate. El primero aparece como más comprometido con el pensamiento del maestro, sin dejar de repensarlo a la luz de los nuevos problemas. En cuanto a Bonanate, no podría decir que es un crítico de Maritain, sino que, como él mismo lo dice en algún párrafo, se coloca en una situación de diálogo con el filósofo sobre los temas que le conciernen, concretamente la democracia en el proceso de mundialización y el problema de la paz.
El último capítulo del libro, escrito por Bonanate, se titula “Nostalgia de Paz”. Encontramos allí grandes interrogantes para la reflexión, pero no las respuestas. El autor se pregunta, ¿hacia qué paz?, ¿cuál globalización?, ¿cuál guerra? Recurre al Maritain que afirma que la paz requiere de tiempo, de maduración, de “preparaciones lejanas” de una sociedad política mundial y también que en la historia rige la “ley del doble progreso contrastante”, el del bien y el del mal, en lucha incesante. Bonanate, estudioso de los hechos de las relaciones internacionales, y sin abandonar su posición ética respecto de éstas, inyecta una cuota de escepticismo al preguntarse si la historia nos sirve de ayuda para salvar el abismo que separa a la esperanza de los acontecimientos, al espíritu de la materia. Escepticismo que también se trasunta en su pregunta final a Maritain en este diálogo a través del tiempo: si paz y globalización o mundialización, en lugar de combinar dos conceptos que se refuerzan, en realidad es una construcción de dos términos de sentido opuesto que se disputan la primacía.
En definitiva, éste es un libro que se lee con provecho por quienes ya conocen y también por quiénes aun no conocen el pensamiento político de Maritain. Para los primeros, es una valiosa ayuda para constatar la vigencia de las ideas del maestro en condiciones históricas que han cambiado; para los segundos, descubrir que Maritain es un clásico, es decir, un autor de la talla de Aristóteles, de Tomás de Aquino, de Montesquieu, o sea, de quienes pensaron condicionados por su entorno histórico pero cuyas ideas producto de su reflexión, se han producido para tener vigencia por siempre.
Gonzalo F. Fernández - Córdoba
PORTAVOCES DE SABIDURÍA
María Laura Picón, Portavoces de sabiduría. Elementos para una filosofía de la esperanza en Jacques y Raïssa Maritain, Educa, Bs. As., 2007, 236 págs. ISBN 978-987-620-010-3. 23 x 16 cm.
Etienne Gilson escribió con ocasión de un homenaje a Jacques Maritain: “Hay filósofos que resisten el pensamiento de Jacques Maritain y tanto más firmemente cuanto lo conocen peor; pero ninguno resiste su presencia. Es un punto sobre el cual nuestros nietos, menos felices que nosotros, tendrán que creernos bajo palabra. No todos, sin embargo. Los más perspicaces sabrán reconocer en su pensamiento una presencia vigilante y atenta a los intereses permanentes de la Sabiduría. Entonces lo tendrán siempre con ellos. […] Nada hay entonces digno que pudiéramos ofrecer a Maritain para agradecerle el hecho de haber roto los muros de nuestra soledad, de habernos inspirado el coraje de pensar que en ninguna época la verdad debe dejar de ser dicha y habernos probado, por el ejemplo, que juzgar lo que pasa a la luz de lo que no pasa, lejos de levantarnos contra nuestro tiempo, es la sola vía que nos conduce a lo que en éste merece ser amado” (Revue Thomiste, tomo XLVIII, números 1 y 2, 1948).
Entrar en el pensamiento de un autor desde su corazón, sus afectos y su vida interior es un camino que produce resultados sorprendentes como el de este libro, también él escrito desde el corazón, los afectos y la vida interior de la autora.
María Laura Picón logra su Doctorado en Filosofía en la Universidad Católica Argentina con este libro, su tesis. Fundamentalmente lo ha logrado con amor a “los Maritain”, como ella los llama, describiendo la vida interior y espiritual de Raïssa, Vera y Jacques.
El libro muestra cómo cualquier acercamiento a la obra de Jacques Maritain pide, casi de modo inevitable, que no dejemos pasar por alto su propia vida, el momento particular por el que atravesaba su existencia por ese entonces. Y esto, no porque sus obras y su pensamiento hayan sido fruto de inclinaciones subjetivas o de una especie de sublimación psicológica, sino porque desde muy temprana edad, Jacques Maritain cayó en la cuenta de que el pensamiento no puede estar descarnado ni de la propia vida ni del propio tiempo. Él, que supo ser “un medieval entre los modernos y un moderno entre los medievales”, siempre sustentó su doctrina en un realismo – con declarada simpatía tomista- abierto a la problemática existencial, personal y de su época.
Lo que calificaría de mayor originalidad de la presente obra y en lo cual me detendré un poco más, consiste en haber elaborado este original y novedoso método de acercamiento a las obras de Maritain que permitió a la Dra. Picón, con un auténtico método de rigor intelectual filosófico y, por lo tanto, científico, abordar la temática antedicha a través de características no convencionales. Por eso, quisiera advertir a los lectores especializados en el quehacer filosófico que no caigan en la tentación de aferrarse demasiado rígidamente a ciertos cánones de un determinado modo de trabajo intelectual, y se dejen guiar por la Autora en el camino que les invita a recorrer explorando la vida y la obra intelectual de los Maritain.
Este método es una suerte de relectura narrativa vivencial de la vida y de la obra filosófica de los Maritain a la luz de la experiencia existencial de ambos, que permite ir explicitando algunos elementos de la Filosofía de la Esperanza en Jacques y Raïssa Maritain.
La experiencia existencial, ha llevado a la Autora a una acertada decisión: no separar lo que Dios ha querido unir, Jacques y Raïssa, y Véra con ellos. De este modo, se vislumbra una sabia intuición del rol fundamental que Raïssa desempeñó en la vida y en la obra filosófica de su esposo. Esta mujer, hija de Israel, ha sido para Jacques “su verdadera ayuda adecuada” (cf. Gen 2, 18), con la cual y gracias a la cual llegó a ser un hombre de esperanza y pudo elaborar una obra filosófica fundada en la esperanza.
“Sólo en el paraíso sabré lo que le debo”.[1]
Y para mostrar esto hacía falta ir más allá del método que convencionalmente se califica como científico, de modo casi exclusivo, en un trabajo de filosofía.
Dice le Dr. Scarponi en su prólogo al libro: “Si la experiencia existencial es el prisma de lectura e interpretación, la relectura narrativa vital es lo que llamaría la expresión y sistematización racional de una realidad de la existencia humana, como es la esperanza, en cuanto configura, anima, ordena y guía la vida de los Maritain y la obra filosófica de Jacques.”
Atendiendo a las razones expuestas anteriormente, el libro de la Dra. Picón está basado principalmente en dos de las obras más relevantes del autor francés: Les Grandes Amitiés y Distinguer pour Unir ou Les Degrés du Savoir, obras que de alguna manera marcan la estructura del libro en dos grandes partes bien definidas: la primera de ellas ESPERANZA INTEGRAL y la segunda ELEMENTOS DE UNA FILOSOFIA DE LA ESPERANZA A TRAVES DE LOS GRADOS DEL SABER.
Si afinamos nuestra mirada sobre ellas, aparecerá ante nosotros con total claridad, no sólo una aguda reflexión acerca de la problemática humana, histórica, ética y gnoseológica, sino también el itinerario existencial del mismo Jacques Maritain. No olvidemos que toda su reflexión y compromiso intelectual se hallaron directa e íntimamente vinculados a la evolución de las vivencias personales. Podríamos afirmar que el mismo Jacques vivió y experimentó todo lo que luego sistematizó en su “realismo integral”, por eso no será ajeno a esta reflexión el tema de la esperanza. Ella fue la fuerza motora de la vida y la obra de Maritain.
Resulta asombroso constatar tras la lectura del libro el paralelo que existe entre el itinerario propuesto en Distinguer pour Unir ou Les Degrés du Savoir y el camino de gestación de su pensamiento. Jacques Maritain es presentado como uno de esos autores que no sólo se destacan por su agudeza en el tratamiento de los temas, sino por la coherencia entre vida y obra. Se presenta a un hombre profundamente “sabio”, que lejos de quedar preso del instante que pasa, lo trasciende, que hizo de la razón humana su fuerza y su esperanza, porque sabiendo de su fragilidad y habiendo experimentado que por sí sola no basta, la hizo participar de la vida Divina, logrando con esto el renacimiento de la misma y así del hombre.
Como el mismo Maritain, cercano ya a la muerte, se define: “¿Quién soy yo? ¿Un profesor? No lo creo: enseño por necesidad. ¿Un escritor? Puede ser. Un filósofo, lo espero. Pero también una especie de romántico de la justicia pronto a imaginarse, después de cada combate, que ella y la verdad triunfarán entre los hombres. Y también, quizás, una especie de zahorí con la cabeza pegada a la tierra para escuchar el ruido de las fuentes ocultas y de las germinaciones invisibles. Y también, y como todo cristiano, a pesar y en medio de miserias y fallos, y de todas las gracias traicionadas de las que tomo conciencia en la tarde de mi vida, un mendigo del cielo disfrazado en guisa de hombre de mundo, una especie de agente secreto del Rey de Reyes en los territorios del príncipe de este mundo, que decide arriesgarse como el gato de Kipling, que caminaba solo”.[2]
La tesis, si bien pivotea sobre estas dos obras, integra en ellas toda la obra de Jacques Maritain (véase por ej., el cap. II de la Parte I que gira en torno a la propuesta de Humanismo Integral) y propone una nueva y original lectura de este autor, presentándonos la filosofía de Jacques como una filosofía existencial. En otros términos muestra al Jacques Maritain que realizó su peregrinaje terrenal según el esplendor de la Verdad, a fin de contarlo así, entre los Portavoces de Sabiduría.
Es sumamente valioso ver cómo detrás de cada expresión maritainiana la autora descubre un hilo conductor, una estructura de esperanza subyacente, que baña el pensamiento maritainiano. Muestra con total claridad y sin forzamientos cómo en Jacques se obró un re- descubrimiento (que para él fue un descubrimiento, sobre todo antes de conocer a Santo Tomás) de la metafísica, enraizado en sus frustraciones personales con respecto a la búsqueda de la Verdad. Maritain y su esposa no tuvieron acceso al realismo ni a la Revelación desde el seno familiar, más bien experimentaron hondamente la ausencia de sentido, y fue esa misma ausencia y la angustia provocada por ella, que hicieron posible la confianzaesperanzada en la Verdad. Así comenzó un camino de esperanza ciega, un camino progresivo, sembrado de sinsabores aunque también lleno de dicha al ir alcanzando los motivos de su búsqueda.
Lo mismo nos sucede cuando leemos la II Parte, en la que se presenta la obra maritainiana y se reflexiona en torno a la epistemología y gnoseología propuestas en Distinguer pour Unir ou Les Degrés du Savoir. La autora nos hace caer en la cuenta de que el itinerario epistemológico realista tal cual lo manifestó Maritain en esta obra, coincide con el camino de búsqueda de la Verdad vivenciado por él. Dice la Dra. Picón en el libro: “Fruto de la reflexión doctrinal y de una vuelta sobre sí mismo, la epistemología de Maritain no sólo reviste un carácter metodológico sino existencial. Ella es el resultado de la sistematización de la gnoseología moderna, de su experiencia frente al “misterio” del ser y de la “vivificación” de la sabiduría teológica. Estas tres experiencias marcaron el itinerario intelectual y espiritual de nuestro autor. Cada una de ellas corresponde a uno de los 3 grados del saber. En cada una de estas vivencias el hombre en general y Jacques Maritain, en particular, esperan”.
El libro sostiene, que hablar de “experiencia existencial” en Maritain supone mucho más que lo que él mismo expresó. En este sentido, podemos decir que la propuesta enfatiza y adquiere nuevas dimensiones desde el momento en que la búsqueda de la Verdad allí presentada (a través de los distintos niveles de ascenso y profundización) se halla enriquecida por la esperanza que animó sus vidas.
Es importante destacar que dicha tesis está basada en los textos de la Oeuvres complètes de Jacques y de Raïssa. De ahí que las citas sean traducciones propias de la autora a partir de la lectura directa de la obra según su estado último de redacción y en la lengua original. También es menester destacar el abundante aparato crítico que fundamenta la tesis e, insisto, la originalidad de la lectura propuesta expresada en un lenguaje sencillo y llevadero que permite, aún a aquel que nada conoce acerca del autor ni de cuestiones filosóficas, adentrarse en estos temas con total facilidad.
No saldrá defraudado.
Julio Plaza – San Miguel de Tucumán
[1] “Je ne saurai qu´au paradis tout ce que je lui dois”. Maritain, Jacques; Carnet de notes, Oeuvres Complètes de Jacques et Raïssa Maritain, Èditions Universitaires Fribourg- Suisse et Editions Saint Paul, París, Vol. XII, pág. 186. En adelante utilizaremos la abreviatura ŒC= Oeuvres Complètes. Traducción propia.
[2] “Que suis- je donc moi-même, me demandais- je alors. Un professeur? Je ne crois pas; c´est par nécessoté que j´ai enseigné. Un écrivain? Peut- être. Un philosophe, je l´espère. Mais aussi une espèce de romantique de la justice trop prompt à s´imaginer, à chaque combat livré, qu´elle et la vérité auront leur jour parmi les hommes. Et aussi peaut- être une espèce de soucier collant son oreille sur la terre pour entendre le bruit des sources cachées, et des germinations invisibles. Et aussi peut- être, comme tout chrétien, en dépit et au mileu des misères et des défaillances et de toutes les grâces tra hies dont je prends conscience du siècle, une espèce d´agent secret du Roi des Rois dans les territoires du prince de ce monde, prenant ses risques à l´instar du chat de Kipling, qui s´en allait tout seul.” Maritain, Jacques; Carnet de notes, ŒC, Vol. XII, “Préface”, pág. 130. Traducción propia.
MORIR DE EXILIO
UVA DE ARAGÓN. Morir de exilio, Ediciones Universal, Miami, 2006. Colección de artículos publicados entre 1961 hasta 2006. Uva de Aragón es Vicedirectora del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de la Florida, y Vicepresidenta del Instituto Jacques Maritain de Cuba.
¿Acaso se puede morir de exilio? El nombre del libro de Uva de Aragón, publicado por Ediciones Universal, puede parecer a algunos una licencia literaria, una suerte de imagen construida, especialmente si el lector se sitúa en la Isla, o si forma parte de quienes consideran la muerte como una realidad puramente biológica, o que para sentirse vivos basta con un poco de alimento, salud y algo de ropa.
No obstante, en la medida que avanzan los años, en la vida del espíritu, percibimos que muchas cosas en verdad parecen adelantar la muerte. Son realidades que, cuando nos golpean, quiebran algo en nuestra alma, sentimos que a partir de ese evento, nada será igual en nosotros. Se rompe alguna fibra íntima, un afecto, una cierta ingenuidad. El dolor intenso sólo puede ser expresado como la muerte que se anuncia, roza, o hasta parece instalarse a largo plazo, o para siempre, en un rincón del alma, en una de nuestras pequeñas moradas, que ella misma escoge a su gusto, sin tan siquiera ser invitada.
Para los cubanos que vivimos en Cuba, nos resulta difícil comprender que alguien pueda morir de exilio. Pero ser desgajados de la Patria, para los que se marcharon, ha sido una muerte lenta, que les ha convertido en seres similares, si me perdonan la comparación, a los espíritus que algunos creen que no han abandonado la tierra, por no haber logrado su paz, y quedan en una especie de limbo, principalmente para quienes viven tan cerca, a escasas 90 millas, que creen poder alcanzar las costas de Cuba con los ojos, o sentir sus olores, tan solo con aguzar un poco los sentidos. Esta realidad la experimentaron hondamente el padre Varela, Heredia y Martí, cuando Cuba aún pertenecía a España. Así lo han sufrido muchos otros. En todo cuanto hicieron y hacen esos seres proscritos que padecen la maldición del exilio en sus vidas, hay siempre una huella, más o menos evidente, que deja la nostalgia, la ausencia forzada, y también el deseo del regreso. Eso es amar a Cuba.
Por el libro de Uva transitan hombres y mujeres que no conocimos, o que su obra nos resulta en gran medida ignorada a varias generaciones de cubanos. Sus existencias se desplegaron desde un hambre de ser y de afirmarse en una tierra que nunca sentirían como suya completamente. Y nuestra patria ha sido grande en la obra de ellos, desde la música sabrosa de Celia Cruz, los estudios históricos de Leví Marrero, el dolor intenso de Reinaldo Arenas, el compromiso social en la Liga contra el Cáncer de Lourdes Águila, la actividad académica de Eugenio Florit, la poesía de Pura del Prado cuando ruega “Aquí no”, en un clamor para que no dejen abandonados sus huesos en tierra ajena y ser enterrada en Cuba
Nuestra nación necesita sanar. Pero sanar requiere también el reconocimiento y la valoración de esos espíritus atrapados en el limbo que son los exiliados. Ciertamente, en el exilio ha habido de todo. ¿Pero cuándo en la historia de nuestra patria no lo ha habido? No estamos libres de culpa, de responsabilidad ni de pecados por el único hecho de permanecer aquí, de habernos quedado. Como afirma Antoine de Saint-Exupéry, nadie tiene el monopolio de la pureza de las intenciones. Todos necesitamos una cuota de perdón. Una mentira no ha sido menos mentira sólo porque la hemos dicho en el patio, entre nosotros. Una verdad no es menos verdadera por ser pronunciada allende los mares, o por alguien de quien disentimos, y muy especialmente si los raseros y los criterios de juicios están muchas veces embebidos en discursos ideológicos que les restan objetividad. El bien o el mal no están enmarcados de manera exclusiva a los contextos geográficos, históricos o políticos. Son realidades de la condición humana. La virtud debe ser reconocida siempre, y Uva nos invita a descubrirla en las vidas y obras de los hombres y mujeres que desfilan por las páginas de su libro, que caminaron a la muerte, con una gran parte del corazón aún clavado bajo una palma real, bajo el sol abrasador de nuestros campos, o en los pintorescos recovecos de la Habana Vieja.
Uva habla de todos ellos con la bondad que nace de comprender a profundidad que cada ser humano que conocemos, va a morir en algún momento. Esta certeza estremecedora y dolorosa se afirma en la medida que avanza nuestra existencia y confiere a la autora un acercamiento profundamente humano, lo cual le permite ser delicada hasta con quienes tuvo algún desacuerdo.
Hay palabras y temas que repite Uva una y otra vez (desamparo, orfandad, sentido de responsabilidad ante la continuidad de la obra desarrollada), cosa comprensible en un libro escrito en varias etapas de su vida, y que en principio tan siquiera tenía la intención de serlo. De manera especial, las reiteraciones son consecuencia de sentimientos que brotan por igual en los que aún viven, ante la pérdida de todos estos cubanos y cubanas quienes se habían convertido en asideros y apoyos, en nudos de una red inmensa y viva, que orienta y también mantiene enérgico el vínculo con Cuba desde el exilio. Al dejar alguno de vivir, se estremecen los demás porque no sólo deja de estar el amigo, el escritor, la activista cívica, sino que se conmueve y estremece el lazo con una realidad vital que afecta la subjetividad en la diáspora, donde los exiliados no sólo intentan rehacer sus vidas y conservar pasivamente y como a la defensiva su identidad, sino gozar una existencia fértil, expandir toda la riqueza y profundidad de una cultura y cubanía que se niega al límite geográfico e ideológico.
Sólo me atrevo a tener un desacuerdo con la escritora, y es en uno de los capítulos del libro, donde reflexiona sobre la muerte y le confiere a ésta la palabra última. No creo que sea así. De hecho, el libro mismo demuestra que es la vida quien tiene la última palabra, que la vida se impone sobre el triunfo aparente y temporal de la muerte. Los cubanos de quienes nos habla Uva, aún después de muertos, dialogan con nosotros, con nuestras circunstancias, nos desafían, increpan y empujan desde una vitalidad creadora que no pudo ser contenida por la lápida, y en su desborde se resiste a ser negada u olvidada con facilidad, sin causar un grave daño a nuestra patria. Si la muerte tuviera la palabra última, no tendríamos esperanza. La fe que compartimos en Jesucristo es un canto de vida y de esperanza, como personas, pero también como nación. Los que han muerto de exilio resucitan siempre para Cuba.
Jorge Adalberto Nuñez Hernández – Pinar del Río - Cuba
LOS DERECHOS HUMANOS Y EL DIÁLOGO INTERCULTURAL
Luigi Bonanate – Roberto Papini (Coord.), Los derechos humanos y el diálogo intercultural – La Declaración Universal de los Derechos Humanos, génesis, evolución y nuevos derechos, Pontificia Universidad Javeriana Bogotá y Club de Lectores, Bs. As., 2010, 566 págs. ISBN 978-987-1532-01-8.
Esta obra ha sido editada en cooperación con el “Instituto Internacional Jacques Maritain” con sede en Roma, con el fin de profundizar, promover y ampliar las líneas de pensamiento abiertas por el filósofo francés Jacques Maritain (1882-1973) y destacar su perspectiva de respeto interreligioso e intercultural, de apertura al pluralismo y de búsqueda de la paz.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, que recientemente cumplió sesenta años, es el punto de partida de esta obra en la que varios autores reflexionan desde distintas culturas, religiones y nacionalidades.
La reflexión sobre los orígenes, la evolución en los años que lleva vigente y los desafíos futuros es por momentos crítica y áspera, pero siempre necesaria en un mundo complejo y plural. También pone la mirada sobre los nuevos derechos que constituyen el desafío impostergable de la humanidad.
Conocer y promover los derechos humanos y los deberes que a ellos se asocian, como así también educar en ellos, es una obligación a la que estamos llamados. Para ello es necesario comprender y respetar las distintas visiones culturales mediante un sincero y profundo diálogo intercultural, únicos medios que pueden conducir a una auténtica paz. Los autores: Mohammed Arkoun (Argelia), Pier Luca Bandinelli (Italia), Stéphane Bauzon (Francia), Luigi Bonanate (Italia), Bénézet Bujo (Zaire), Lorenzo Caselli (Italia), Claudia Dangond Gisbone (Colombia), María D’Arienzo (Italia), Adriana Di Stefano (Italia), Ján Figel (Eslovaquia), Roberto Fornasier (Italia), Roberto Carretón (Chile), François Jullien (Francia), Benedict Kanakappally (Tailandia), Samuel Moyn (Estados Unidos), Roberto Papini (Italia), Amedeo Postiglione (Italia),Monkombu Sambasivan Swaminathan (India), William Sweet (Canadá), Scaria Thuruthiyil (India), Margret Vidar (Estados Unidos), Carlos Villán Durán (España).
UN LABORATORIO PER LA DEMOCRAZIA
Jean-Dominique Durand, Un laboratorio per la democracia – L’Istituto Internazionale Jacques Maritain 1974-2008, Società Editrice il Mulino, Bologna, 2009, 342 págs. ISBN 978-88-15-13379.3.
Jean-Dominique Durand, profesor de Historia contemporánea en la Universidad de Lyon, Francia, y consultor del Pontificio Consejo de la Cultura, ha sido Consejero cultural de la Embajada francesa ante la Sana Sede. Entre sus numerosas obras merecen citarse “L’Eglise catholique dans la crise de l’Italie (1943-1948)” (Ecole française de Rome, 1991), “L’Europe de la Démocratie chrétienne” (Complexe, 1995), “L’Italie de 1815 à nos tours” (Hachette, 1999), “Storia Della Democracia cristiana in Europa. Dalla Rivoluzione francese al postcomunismo” (Guerini, 2002).
En 1973 fallecía Jacques Maritain, uno de los filósofos del siglo XX más importantes y universales. En vida, Maritain había contribuido a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y operado en la defensa de la democracia, agredida por los totalitarismos de derecha e izquierda que han caracterizado a dicho siglo. Su pensamiento ha inspirado la actividad de la institución que lleva su nombre: el Instituto Internacional Jacques Maritain, con sede en Roma, expresión de la sociedad civil empeñada en la promoción de los valores democráticos, en Italia como en muchos otros países. En este libro Jean-Dominique Durad reconstruye su historia, recogiendo los múltiples trazos de originalidad y las finalidades sociales, fundamentalmente en una época en la cual el espíritu democrático está amenazado por la tentación de encerrarse en sus propios corporativismos – quizá definidos, solemnemente, como “identidad”-.
La obra contiene un extenso apéndice que documenta las personalidades que dirigieron y colaboraron con el Instituto desde su fundación, los títulos y autores de la totalidad de los trabajos publicados en su revista “Notes et Documents” desde su aparición en 1975, el listado de los Congresos, Seminarios, Investigaciones y Conferencias, y el listado de las publicaciones del Instituto Internacional y las de sus Asociaciones Nacionales. De ese modo, además del valor intrínseco del libro como historia del Instituto, constituye una invalorable fuente documental.
Balance a los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Jorge Horacio Gentile (Director). Balance a los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (según el pensamiento de Jacques Maritain), Alveroni Ediciones, Córdoba, 2010. Artículos de Rosa Avila Paz, Pedro Baquero Lazcano, Rodolfo Capón Filas, Ricardo del Barco, Jorge Horacio Gentile, Paola Carolina Paliarani, Julio Daniel Plaza, Federico Justiniano Robledo, Alberto M. Sánchez, Christian Alejandro Schulthess y Claudio Martín VialeCuestión de rigurosa actualidad, los derechos humanos han sido indebidamente apropiados con fines de política coyuntural por personas e instituciones que se arrogan la exclusividad de su defensa pero no siempre de su respeto.
Pero deben ponerse las cosas en su lugar: la cuestión de los derechos humanos no es solamente de hoy, ni está limitada a acontecimientos históricos determinados. Obras como la que hoy presentamos así lo demuestran.;
En el año 2008 se cumplieron 60 años desde que la Organización de las Naciones Unidas aprobara solemnemente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. La cercanía de esa celebración multiplicó la inquietud de abordar con seriedad y responsabilidad la cuestión, que por cierto, tampoco nació en 1948.
Este libro es el resultado de una investigación colectiva efectuada por iniciativa de la Dra. Rosa Avila Paz de Robledo y dirigida por el Dr. Jorge Gentile, apoyada por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. La investigación tuvo la finalidad de efectuar una mirada retrospectiva respecto de la suerte de los derechos humanos en los sesenta años transcurridos desde que por amplia mayoría los países representados en la Organización de las Naciones Unidas declararon solemnemente reconocerlos. En aquel momento se sintió que ello era una necesidad después de los horrores habidos durante la primera mitad del siglo XX, como las dos guerras mundiales, incluido en la Segunda la utilización de armamento atómico, ambas con una inusitada cantidad de muertos; al menos dos genocidios, el del pueblo Armenio a principios de siglo y el del pueblo judío en la Shoá motorizada por la irracional ideología racista del nacional socialismo; regímenes totalitarios de distinto signo ideológico pero igualmente negadores de los derechos del hombre, entre otras aberraciones.
Los aportes hechos para dicha investigación hoy son capítulos del libro, y corresponden tanto a plumas experimentadas como las de los Dres. Pedro Baquero Lazcano, Rodolfo Capón Filas, Ricardo del Barco, Federico Robledo, Alberto Sánchez y Claudio Viale, además de los ya nombrados Avila Paz y Gentile, como a investigadores jóvenes de quienes mucho se puede esperar atento la profundidad e importancia de sus trabajos, como son Paola Carolina Pagliarani, Julio Daniel Plaza y Christian Alejandro Schultess.
Destacaré algunas cuestiones relevantes que encuentro en el balance que el libro propone.
- En primer lugar, la expresión “derechos del hombre” o “derechos humanos” no tiene el mismo significado en todas las culturas, y ello constituye una dificultad. La elaboración de la Declaración Universal fue un esfuerzo de superación de dificultades, precisamente por las trabas que la influencia de las diferentes creencias e ideologías de los representantes de los Estados miembros ocasionaban. Recordemos que en la organización mundial flamante por aquellos años, convivían Estados occidentales con regímenes políticos democráticos y organización económica capitalista con regímenes comunistas; países de cultura de tradición cristiana en sus versiones protestante, católica y ortodoxa, con islámicos, budistas e incluso oficialmente ateos. La sabiduría de Jacques Maritain, pese a su compromiso filosófico con el tema claramente asumido en varias de sus obras, en particular “Los derechos del hombre y la ley natural”, proporcionó una vía para la superación de los obstáculos. Ella se formuló principalmente en la Introducción que se le solicitó a la obra de la UNESCO que en 1947 recopiló las respuestas de personalidades representativas de todas las culturas a la encuesta que dicho organismo efectuara sobre la viabilidad de que se aprobara una Declaración de las características de la que se procuraba hacer. En efecto, Maritain propuso que los Estados buscaran acuerdos prácticos sobre los derechos a reconocer, sin discutir los fundamentos últimos de cada uno, los “por qué” de cada uno. Fue un sabio consejo, pues el consenso fue posible y la Declaración fue aprobada.
Sin embargo, la diferencia de significados o de alcance que un derecho en particular pueda tener para diferentes culturas, se han exteriorizado a menudo cuando han debido discutirse el reconocimiento expreso de nuevos derechos o los instrumentos para su tutela efectiva. A modo de ejemplo, señalo que no se entiende de la misma manera los alcances de la no discriminación a la mujer en la cultura occidental que en la islámica.
- En algo más de 60 años constatamos importantes avances, especialmente porque la gama de los derechos reconocidos se ha ido ampliando e incorporando a nuevos documentos aprobados por la comunidad internacional, como el Pacto para los Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo, y el Pacto para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y posteriormente numerosas Convenciones como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer; la Convención contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño, la mayor parte de las cuales han sido incorporadas a nuestra Constitución Nacional. La toma de conciencia de derechos cada vez más amplios se refleja en la variedad temática que encontramos en la obra.
- Es importante advertir que el reconocimiento de cada derecho implica la consideración de detalles que se deben contemplar para que ellos tengan efectiva vigencia, los que también pueden generar dificultades. Hay capítulos en este libro que desarrollan los derechos de los niños y jóvenes y el derecho a una vejez digna, que dejan ver cómo detrás de su enunciado surgen exigencias concretas muy variadas. Ejemplo, la trata de niños, la prostitución infantil, la pornografía infantil, el proceso judicial cuando tiene al menor como víctima o como autor de un ilícito, o las tutelas diferenciadas a los ancianos, van abriendo el abanico de requisitos para que los derechos humanos de esa parte tan débil de la población tengan efectiva vigencia.
De igual modo, en otros capítulos descubrimos que el reconocimiento aun expreso de ciertos derechos, encierra matices que pueden ser relevantes para su plena vigencia. Así, una cuestión que parece obvia, como la garantía de imparcialidad a la que tiene derecho toda persona en un proceso penal reconocida en el artículo 10 de la Declaración Universal, y que para nuestra legislación no era nueva, permite una lectura subjetiva, relacionada con la falta de interés personal por parte del juzgador en que una cuestión se resuelva de un determinado modo, pero también una lectura objetiva, que atiende al proceso como una unidad, y que tiene repercusión sobre la organización judicial. O la profundización de la cuestión referida al Estado como garante de la vigencia de los derechos humanos, lleva a advertir que la eficacia y la eficiencia en la actividad administrativa del Estado no son un tema menor desde la perspectiva de los derechos, y hasta pueden condicionar o limitar su efectiva protección.
- La vigencia de los derechos humanos no solamente necesita de reconocimiento explícito o implícito por parte de la legislación internacional o nacional, y de una adecuada administración de justicia y efectividad en el manejo de los medios necesarios para hacerlos respetar, sino una sociedad concientizada en la dignidad de la persona, dotada de valores, la que pone en funcionamiento lo que uno de los autores llama “medios pobres”, entre los que se señala la objeción de conciencia, puesta en cuestión recientemente en la provincia de Córdoba sin que los hechos lo justificaran, por una resolución del Ministerio de Justicia, como también la resistencia civil, la no violencia y la solidaridad sin fronteras.
- Los progresos en la toma de conciencia sobre los derechos y la extensión en su reconocimiento y esfuerzos por tutelarlos, se asienta sobre un derecho básico, fundante de todos los demás, que reclama un respeto innegociable: el derecho a la vida, sobre el que los autores de este libro vuelven recurrentemente. Es tan obvio este derecho, que muchos textos constitucionales, entre ellos el nuestro, lo omite en su enumeración porque lo da por supuesto. Es que sin vida no puede haber otros derechos.
Cabe preguntarse entonces, por qué varios de los autores han coincidido en reflexionar sobre el derecho a la vida.
- El tema nos lleva a otra reflexión: desde la aprobación de la Declaración Universal, han habido avances pero también retrocesos. Algunos han consistido en la repetición de violación de derechos, o sea, a lo que la Declaración Universal quería poner fin. En estos sesenta años se han visto matanzas de civiles, genocidios como el de Ruanda, discriminaciones por razones de religión, etnias o pertenencias culturales, aplicación de penas crueles, trato degradantes a prisioneros o detenidos, persecuciones o limitaciones severas a la libertad religiosa, y muchos más.
Pero hay otra forma de retroceso, más sutil, incluso defendido por muchos en nombre de los propios derechos humanos, en lo que uno de los capítulos llama con razón “perversión del lenguaje” y que afecta precisamente al derecho a la vida. Se ha entronizado una “cultura de la muerte”, que según una cita que trae el capítulo pertinente del libro, “se traduce en una serie de actitudes, comportamientos, instituciones y leyes que la favorecen y la provocan”. Se ha generalizado una visión que deja abierta la opción como legítima, de suprimir algunas vidas humanas en determinadas circunstancias.
El debate ya no se cierne sólo ni principalmente en torno a la pena de muerte. Hay otros ataques a la vida humana más atroces. Señalo el más notorio, el aborto, al que se quiere presentar como un derecho humano de la mujer a disponer de su cuerpo, olvidando que quien en él se aloja es un ser humano, con vida propia y distinta de la de su madre. Junto al aborto debemos señalar nuevas formas de eugenesia que consideran un “estorbo” a ciertos seres humanos. También la eutanasia, en la que la impropiedad del lenguaje presenta como una forma piadosa de acelerar el fin de las personas que están llegando al ocaso de su vida. El hombre erigido en un dios que dispone de quiénes, cuándo y cuánto podrán vivir, en nombre del derecho de la mujer, de los ancianos, de los enfermos o de los discapacitados.
- Al lado del progreso en la consideración de los derechos humanos, encontramos la pérdida del rumbo en otras. Subyace a esto la generalización del relativismo. Maritain pidió a los representantes de las naciones comprometerse con los derechos humanos prescindiendo de sus respectivas creencias fundantes para poder acordar en el reconocimiento de derechos concretos, y fue un aporte positivo. Pero lo fue, porque las familias religiosas, filosóficas y culturales representadas en las Naciones Unidas fueron capaces de compartir una raíz no explicitada: la persona humana y su dignidad.
El relativismo, en cambio, prescinde de este valor supremo. Cualquiera puede erigirse en juez de las circunstancias en que la persona puede no ser o dejar de ser; a lo sumo, pretenderá un “consenso” falso, no en proteger a la persona sino en destruirla en las circunstancias que ese “consenso” indique.
- Ésta es, en última instancia, la trinchera actual para defender los derechos humanos. Hay conciencia para respetar las garantías personales, aunque muchas veces no se respeten; los crímenes masivos son aborrecidos y penalmente perseguidos, habiéndose reconocido su imprescriptibilidad, aunque la locura se apropie a menudo en una punta u otra de la tierra reincidiendo en ellos. Pero no hay conciencia de las formas aparentemente “civilizadas” y “políticamente correctas” que están atentando contra el derecho humano esencial.
- El libro que hoy se pone en manos de ustedes constituye así una valiosa herramienta que nos permite ver los derechos humanos en su integridad y universalidad y nos concientiza de la mejor manera para su defensa, persistente, tenaz, y a menudo silenciosa.
Gonzalo F. Fernández
Secretario General Instituto Argentino
Jacques Maritain
LA PERSONA HUMANA Y EL BIEN COMÚN
GENTILE, Jorge et al. (Director) 2012. La persona humana y el Bien Común. Prólogo de Gonzalo F. Fernández. Córdoba: Edic. Alveroni. 344 págs.
La persona humana y el Bien Común es una compilación de catorce artículos escritos dentro de la órbita del pensamiento personalista de Jacques Maritain; fueron planteados en el marco de una investigación dirigida por los Dres. Jorge Gentile y Federico Robledo y avalada académicamente por la Secretaria de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba.
El Prólogo de Gonzalo F. Fernández, excede el mero carácter propedéutico asignado al género: no sólo proporciona datos sobre la índole de los trabajos a los que precede, sino sobre el tema central de la compilación, con claridad y concisión. Este último no es un dato menor: el prologuista sabe que su función se agota en ‘dar la palabra a los otros’.
Lo que en una primera lectura podría pasar por variantes sobre un mismo tema se enriquece al adentrarnos en la estructura profunda de los artículos: son trabajos de “autor” es decir, importa quién escribe no sólo por su solvencia en el tema, sino porque su escritura es una toma de posición frontal frente a la cuestión convocante. Lo que afirmo, supone el conocimiento de un dato contextual: sobran en los días que corren las publicaciones que so pretexto de neutralizar el subjetivismo, se quedan en la mera descripción de un fenómeno, sin arriesgar juicios, ni valoraciones. En este sentido, destaco lo afirmado por Inés Riego de Moine en torno a la ‘parresía’ y su significado en la retórica griega: “¿Quién hoy antepondría su ‘parresía’, exponiéndose a la burla, a la condena social-mediática, o a la pérdida laboral, por ejemplo?”(vid. pág. 122)
Las simples ‘variantes de superficie’ son mucho más que eso: responden básicamente a cinco orientaciones o perspectivas: 1)Lecturas analíticas del concepto de Bien Común de Maritain en la coyuntura histórica de su formulación; 2) Lecturas interpretativas del concepto en relación con instituciones políticas o jurídicas de mayor amplitud; 3)Lecturas interpretativas del aporte maritainiano en su proyección a la realidad política argentina de hoy; 4) Lecturas proyectivas del concepto a la sociedad global y multicultural, 5) Aplicaciones del concepto de Bien Común a desafíos puntuales de la contemporaneidad.
Dentro del primer grupo incluimos el exhaustivo trabajo de Juan Manuel Burgos y el de Inés Riego de Moine, que lee al Bien Común como dimensión de lo personal, a partir del pensamiento de Mounier; en el segundo a los de Jorge Gentile, Julio Plaza y Hugo Horvath, quienes establecen vinculaciones con la democracia, el derecho y el desarrollo humano, respectivamente, y el de Christian Schultess, sobre educación y Bien Común ; el tercer grupo está integrado por el de Alberto Santiago (h) sobre la cláusula constitucional del desarrollo humano en la reforma de la Constitución de 1994, por el de Federico Robledo referido a la recepción del concepto en el Derecho Público Provincial argentino, el de Paola Pagliaroni que atiende a la realización del Bien Común en el Municipio y el de Marcela Puglisi que lo pone en relación con la política educativa nacional.
El cuarto apartado, también de naturaleza proyectiva, amplía el marco de referencia del anterior para cuestionarse sobre la posibilidad de plantearse este concepto de cuño personalista en la sociedad global y multicultural: a esto responden , desde una esperanza bien argumentada (en conceptos, ya que no en hechos) los trabajos de Pedro E. Baquero Lazcano y María Laura Picón. Y en la última orientación o perspectiva, lo que hemos nominado como ‘aplicación a desafíos puntuales de la contemporaneidad’: los artículos de Rosa Ávila Paz (Internet) y Federico Robledo (h) (Bioética)
Hablar hoy del magisterio de Maritain y del Bien Común puede parecer un anacronismo inexcusable: nada hay en Maritain de pensamiento débil o líquido; nada hay en el concepto de Bien Común de realidad puramente textual. Quienes así prejuzguen este libro no comprenden el sentido de un magisterio: no la recepción pasiva de un sentido ‘congelado’, sino la pasión activa por la búsqueda de significados válidos para las circunstancias de hoy o de mañana.
PLURALISMO Y DERECHOS HUMANOS – Conmemoración de los 70 años de la visita del filósofo francés a Córdoba.
FERNÁNDEZ GONZALO F. y GENTILE JORGE H. (compiladores)
Alveroni ediciones, Córdoba, marzo de 2007
Este libro contiene la totalidad de las ponencias presentadas y leídas en los Congresos Nacionales del Instituto Argentino Jacques Maritain, que tuvieran lugar en la ciudad de Córdoba en mayo de 2005 y octubre de 2006. Además, tiene un interesante valor documental, por cuanto se transcribe la presentación de Jacques Maritain que el Dr. Alfredo Fragueiro, fundador del Instituto de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba, hiciera de él el 1º de octubre de 1936 en el Salón de Grados de dicha Universidad, y una síntesis de su Conferencia. Se agrega un interesante artículo sobre el filósofo francés publicado en el diario “La Voz del Interior” del día señalado, y fotografías publicadas en los diarios “Córdoba” y “Los Principios” con motivo de la actividad en Córdoba del filósofo francés.
El libro comienza con un artículo sobre “Pluralismo” por el Dr. Carlos Daniel Lasa y otro sobre “Derechos Humanos” por el Dr. Jorge Horacio Gentile. El Encuentro del año 2005 tuvo como tema central “Los derechos humanos en Latinoamérica”, y abarcó temas como “La persona como fundamento de los derechos Humanos”, con artículos de Julio E. Plaza, Pedro E. Baquero Lazcano y Eduardo Morón Alcain; “Los derechos humanos y los problemas de América Latina”, en el que las ponencias de Gonzalo Fernández, Sergio Díaz Ricci y Eduardo Ruiz Pesce fundamentan la necesidad de considerar los derechos sociales como parte de la temática de los derechos humanos; y “Los derechos humanos en la Argentina del siglo XXI, donde la temática del federalismo, la cultura, la educación, la democracia, estuvo presente en las ponencias de Alberto Zarza Mensaque, Lila Perrén de Velasco, Susana Carena, Ricardo del Barco y Ricardo Haro. En la apertura disertó el Profesor Roberto Papini de la Universidad LUMSA de Roma, entonces Secretario General del Instituto Internacional “Jacques Maritain” y hoy su Presidente, sobre El hombre y el Estado: el problema de la organización política del mundo. Fue clausurado por el Dr. Pedro José Frías, quien disertó sobre Maritain y nuestro tiempo.
El Encuentro del año 2006 tuvo como tema central el de “Pluralismo y Democracia en el siglo XXI”, dividido en cuatro grandes problemas: “La democracia en un mundo plural”, “La religión en una sociedad plural”, “La cultura en una sociedad plural” y “La educación en una sociedad plural”. En su desarrollo, aparecen –entre otros- trabajos de los filósofos María Laura Picón, Pedro Baquero Lazcano, Eduardo Ruiz Pesce y Carlos Daniel Lasa, de los profesores brasileños Percival Puggina y Wambert Gomes Di Lorenzo, del Dr. Raúl Scialabba de la Iglesia Bautista y del Sr. Muhammad Yussuf Hallar de la confesión musulmana, de los educadores Lila Perrén de Velasco, Carlos Alberto Scarponi, Susana Carena, Rafael Velasco y Eduardo Sánchez Martínez (estos últimos por entonces Rectores de la Universidad Católica de Córdoba y de la Universidad Blas Pascal). También se publica la Conferencia magistral inaugural, también a cargo del profesor italiano Dr. Roberto Papini, sobre el tema “La declaración universal de los derechos del hombre. Génesis, evolución y problemas actuales – 1948-2008”, y las intervenciones del Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.C., Dr. Ramón P. Yanzi Ferreyra, y de las autoridades del Instituto organizador.
POR UNA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN
por Stefano Zamagni
Editorial Ciudad Nueva, Madrid, 2012
Stefano Zamagni, profesor de Economía Política en la Universidad de Bolonia y en la John Hopkins University, es uno de los principales exponentes de la corriente de pensamiento conocida como economía civil.
Los doce capítulos que forman este libro, que se corresponden con otros tantos trabajos elaborados a lo largo de los últimos años por el autor, explican por qué el concepto de bien común ha ido desapareciendo del lenguaje económico y su puesto ha sido ocupado por otros conceptos como bien público, bien privado o bien total, provocando cierta confusión conceptual.
Se habla de bien común cuando cada uno realiza su interés junto al de los demás y no sin contar con los demás, como ocurre con el bien público, o en contra de los demás, como ocurre con el bien privado.
Recuperar la idea de bien común supone recuperar la relacionalidad en economía, dando protagonismo a principios como el de reciprocidad, abandonados en la fase capitalista de la economía de mercado.
Una propuesta valiente para construir un nuevo modelo económico que considere el interés general, que valore la idea de comunidad y que persiga el bien de la sociedad.
Llevada al terreno político, la propuesta se transforma en una vigorosa apuesta por la democracia deliberativa.
Un libro, en definitiva, para pensar e idear en lo concreto un futuro distinto, más inclusivo y más digno del ser humano.