El 28 de abril de 1973 falleció Jacques Maritain que, a la luz de la filosofía de Santo Tomás de Aquino, elaboró un pensamiento que contribuyó decisivamente a la democratización difundida después de la segunda guerra mundial, en nuestro país y en el mundo, especialmente entre los católicos, centrando su pensamiento en un humanismo personalista teocéntrico, en una sociedad comunitaria unida por la amistad cívica y la búsqueda pluralista del bien común. Fue el fundamento teórico de los partidos demócratas cristianos y de los movimientos estudiantiles universitarios humanistas e integralista, como se lo llamó en Córdoba. Influyó decisivamente en las definiciones doctrinarias de la Iglesia, especialmente en el Concilio Vaticano II. Un año después de su muerte se funda el Instituto Internacional Jacques Maritain, que acaba de conmemorar sus treinta años en un encuentro en Roma, donde tiene su sede, y a donde participé junto a delegados de muchos países de Europa, América y África.
Maritain, hijo de Paul Maritain y Genevieve Fauvre y nieto de Jules Favre, un político protestante liberal de la tercera República, nació en París el 18 de noviembre de 1882. El ambiente de su hogar era de un acendrado laicismo, protestantismo y republicanismo.
Estudió en el Liceo Henri IV de París y en la Facultad de Ciencias de la Sorbona. En su adolescencia fue un joven idealista, preocupado por lo social y lo político, y alguna vez llegó a decir: “Yo seré socialista y viviré para la revolución”. En la universidad, en 1900, cuando trataba de formar un comité de estudiantes para protestar contra la persecución zarista a jóvenes socialistas de Rusia, conoció a una emigrada judía de ese país, Raïssa Oumançoff, que sería luego su esposa. Ambos estudiaron a Spinoza y a Nietzsche, que no lo terminaron de satisfacer, y Charles Péguy, que conocen en 1901 y que alguna vez dijo que “la revolución social será moral o no será”, los lleva a escuchar a Henri Bergson en el Colegio de Francia., lo que no terminó de darles respuesta a sus inquietudes, pero que le hizo decir a Maritain, más tarde, que Bergson había sido “el maestro de mi juventud que no profesó la religión cristiana, pero que pasó el umbral de la fe antes de morir y cuya influencia fue profunda en las corrientes de pensamiento cristiano”.
Jacques y Raïssa se casan en 1904 y el 25 de junio de 1905 conocen al escritor católico León Bloy, luego de leer algo de su obra, que era “un genio horrible y encantador”, de personalidad belicosa, un profeta contra las injusticias y que consideraba al burgués como un egoísta, endiosado a sí mismo, de tranquilidad materialista, que no conocía su propia dignidad y la de su prójimo. Con este encuentro comenzó la última etapa antes de la conversión de los Maritain al catolicismo. El 11 de junio de 1906, se bautizan en la iglesia de San Bernabé, junto a Vera -hermana de Raïssa-, siendo su padrino León Bloy. Entre 1906 a 1908 fueron becados en Alemania para estudiar ciencias biológicas. Maritain regresa a París e inducidos por el padre dominico Herni Clérissac y su esposa Raïssa comienza a leer a Santo Tomás de Aquino, lo que lo llevó a afirmar, luego de leer la Summa Teológica en 1910, que el intelecto “encuentra su patria”. “Experimenté entonces –dirá después- como una iluminación de la razón. Mi vocación filosófica me era restituida en plenitud”. Maritain será el principal artífice del renacimiento tomista, como respuesta a las necesidades de la cultura moderna. Su primer libro “La filosofía bergsoniana” es señalado como el inicio del tomismo en Francia del siglo XX, fuera de los ambientes eclesiásticos. En 1914 es designado profesor del Instituto Católico de París y en 1916 miembro de la Academia Romana de Santo Tomás.
En 1920 publica sus libros “Introducción a la Filosofía” y “Arte y Escolástica”; en 1922 “Antimoderno” y, junto a Raïssa ,“Sobre la vida de la oración”; en 1923 “El orden de los conceptos” -un tratado de lógica-; en 1924 “Reflexiones sobre la Inteligencia” y los “Tres reformadores”, en 1925. En 1926 Pío XI condenó a Acción Francesa de Charles Maurras y de la polémica que ella suscitó escribe “Primacía de los Espiritual” en 1927; en 1930 “Religión y Cultura”; “Sobre el régimen temporal y la libertad” en 1933, “Carta de la Independencia” en 1935 y “Acción Católica y Acción Política”, en 1938.
Sobre filosofía escribió en 1930 “El Doctor Angélico”; “El sueño de Descarte” y “Los grados del saber” en 1932; “Sobre la filosofía cristiana” en 1933; en 1934 “Siete Lecciones sobre el Ser”, “Fronteras de la Poesía”, “Ciencia y Sabiduría” y “Filosofía de la Naturaleza” en 1935. En 1936 lanza su libro más importante “El humanismo integral” y visitó Buenos Aires, donde habló en los Cursos de Cultura Católica, y Córdoba y sus polémicas conferencias, que se publicaron en “Para una Filosofía de la Persona Humana” (1984), merecieron la repulsa del nacionalismo autoritario. En 1938 junto a Raïssa publica “Situación de la poesía” y el año siguiente “Ciencias y Filosofía” y “Confesión de fe”.
La segunda guerra mundial, cuando Francia es ocupada, encuentra a los Maritain en Estados Unidos, donde el filósofo publica “El pensamiento de San Pablo”, en 1941; “Los derechos del hombre y la ley natural”, en 1942; “Cristianismo y Denmocracia” y “La educación en este momento crucial”, en 1943; y en 1944, “Principios de una política humanista” y “De Bergson a Santo Tomás de Aquino”. entre 1945 y 1947, después de la guerra fue embajador de Francia en el Vaticano, y publicó “La persona y el bien común” y “Breve tratado de la existencia y del existente”. En 1948 vuelve a Estados Unidos y es profesor en la Universidad de Princenton, donde aparecen en 1948 “Razón y razones”; en 1949 “Significado del ateísmo contemporáneo”; en 1951 “El hombre y el Estado” – otro de sus libros más leídos- y “Nueve lecciones sobre las nociones primeras de la filosofía moral”; en 1953 “Intuición creadora en arte y poesía” y “Aproximación a Dios”, “Filosofía de la historia” en 1957, “América” en 1958 y en 1959 -con Raïssa- “Liturgia y contemplación”.
En 1960, volvió a Francia, donde falleció su esposa, publicó “Filosofía moral” y se va a vivir con los Hermanitos de Jesús, en Toulouse. De 1963 es “Dios y el permiso al mal” y “El misterio de Israel”. En 1965, terminó el Concilio Vaticano II, y Pablo VI le entrega el Mensaje del Concilio a los intelectuales, con lo que lo reconoce como uno de sus maestros. Denuncia los errores teóricos y prácticos posteriores al Concilio en “El campesino del Garona” de 1966; en 1967 escribe “Sobre la gracia y la humanidad de Jesús” y en 1970 “Sobre la Iglesia de Cristo”. Ingresa a la Congregación de los Hermanitos de Jesús en 1971.(**)
El mundo globalizado, adonde con el pragmatismo se pretende suplantar a los valores, plantea nuevos desafíos que para que sean comprendidos y resueltos se necesitan instrumentos intelectuales como los que nos legó el maestro Maritain. El encuentro de Roma presidido por el ex Ministro de Educación de Venezuela Enrique Pérez Olivares y en el que participaron el cardenal Roger Echegaray, el embajador de Francia Pierre Morel, Roberto Papini, Stefano Zamagni y Ramón Sugranyes de Franch, entre otros intelectuales; pretendió más que evocar al más grande filósofo católico del siglo XX, impulsar el estudio de los problemas de los nuevos tiempos a través de la visión, los valores y la ética del pensamiento de Maritain.
Córdoba, abril de 2004. Jorge Horacio Gentile
(*) Es presidente del Instituto Jacques Maritain en Córdoba.
(**) Varios datos biográficos fueron tomados de José Rodriguez Iturbe “Democracia y bien común”, página 65 y siguientes, Nota y Documentos- Edición Latinoamericana, número 63-63, enero-diciembre 2002.